Los nevus o lunares son tumores benignos de la piel. Están formados principalmente por melanocitos, que son las células que se encargan de fabricar nuestro pigmento y que dan el color a nuestra piel, ojos y cabello.
¿A qué edad salen los nevus o lunares?
Los nevus pueden estar presentes al nacer (congénitos), o aparecer a lo largo de nuestra vida (adquiridos). Cuando son adquiridos, los nevus suelen salir en la infancia hasta aproximadamente los 35 años. Suelen aparecer principalmente por encima de la cintura y especialmente en zonas expuestas al sol. Sin embargo, los nevus o lunares pueden salir en cualquier parte; genitales, cuero cabelludo, palmas o plantas, e incluso en los ojos. Por tanto, la revisión debe ser completa, y tanto el dermatólogo como uno mismo, debe inspeccionarse ocasionalmente entre los dedos de los pies o zonas de difícil acceso.
¿Por qué un nevus puede convertirse en melanoma?
Un melanoma es un lunar que se ha vuelto maligno, y en en su desarrollo, existen factores genéticos (antecedentes de melanoma en la familia, ser pelirrojo) y factores sobre los que sí podemos influir, como evitar las quemaduras solares especialmente en la infancia.
¿Qué hacer ante la sospecha de que un nevus pueda convertirse en melanoma?
Aunque hay muchos factores que pueden hacer que una persona desarrolle un lunar maligno o melanoma, uno de ellos es el número total de lunares en el cuerpo y la presencia de nevus que no cumplen la regla del ABCD, incluso sin ser malignos. Si tienes muchos, son irregulares o tienes factores de riesgo hereditarios, como por ejemplo ser pelirrojo, no se te ocurra saltarte los controles con tu dermatólogo, y obsérvate en casa visualmente o con alguna app para ello.
CONSULTAR A SU MÉDICO CUANTO ANTES. En el melanoma, el factor tiempo es fundamental.
Consejos del dermatólogo
- Hay que explorarse en casa una vez al mes, incluso contando con fotos hechas por el propio paciente. Existen apps que nos facilitan el trabajo, como https://www.ederma.es/, una app fantástica avalada por dermatólogos y muy fácil de utilizar.
- Hay que hacer controles por un dermatólogo. Según el tipo de lunares y los antecedentes de cada paciente, se revisará más o menos con cierta frecuencia, y se utilizarán fotos en la consulta mediante un control visual. Hay que pensar que tenemos la suerte de tener los lunares «a flor de piel» (nunca mejor dicho), y que para revisarlos no necesitamos más que acudir a la consulta, sin tener que pedir pruebas complejas ni nada por el estilo. Más fácil imposible.
- Hay que protegerse del sol, especialmente si uno tiene la piel muy clara o antecedentes familiares o personales de melanoma, o si toma medicaciones que bajen las defensas.
- Por último, lo más importante: Hay que consultar al especialista ante cualquier lunar, peca o marca que a uno le llame la atención, por lo que fuera: cambio de forma, tamaño, color, textura, etc. Mejor consultar por algo benigno que esperar y perder la posibilidad de solucionar un problema a tiempo.