Las enfermedades de las uñas son numerosas, y existen libros enteros de diagnóstico y tratamiento ungueal.
Las consultas más habituales son por infecciones. Cuando la causa es una bacteria, muchas veces la uña cambia de color y se pone verdosa. También puede supurar, y es habitual que se inflame la zona del dedo en contacto con la uña. Cuando se infecta con un hongo, se ve despegamiento, cambio de color, engrosamiento por debajo e incluso astillas. Si es por el virus del papiloma, la uña se despega y muchas veces se ve la verruga saliendo por debajo de ella.
También es muy frecuente la consulta por traumatismos (golpes). A veces evidentes, y a veces microtraumatismos, como cuando los corredores van perdiendo las uñas de los pies por calzado inadecuado al entrenar.
Muchas personas desconocen que algunas alteraciones de las uñas se producen por otras causas, como pueden ser:
- Enfermedades de la piel como psoriasis o liquen plano.
- Enfermedades reumatológicas como el CREST o la esclerodermia.
- Incluso enfermedades internas, como problemas renales, tumores, alteraciones pulmonares, carencias de vitaminas y otros tantos trastornos de salud.
Enfermedades de las uñas; A veces, las uñas pueden hablarnos del pasado
Hay situaciones en las que las uñas cuentan la historia del paciente. Esto sucede porque cuando existen enfermedades, se altera la zona por donde crece la uña (la raíz). Esto genera un cambio de forma o de color de esa zona, que se va alejando lentamente de la base hacia la punta del dedo. Sabiendo cuánto suele crecer una uña (aproximadamente 1.5-2 milímetros al mes en los pies, y unos 3 milímetros al mes en las manos), podemos calcular cuándo ha sido el daño.
Así, la falta de hierro, tratamientos farmacológicos, infecciones importantes y muchas otras situaciones dejan en las uñas marcas que nos hablan de qué pasó y en ocasiones el tiempo aproximado desde que se resolvió.
¿Puede haber tumores en las uñas?
Por supuesto, no tenemos que olvidar que en las uñas pueden también observarse melanomas, así como tumores benignos y malignos muchas veces difíciles de diagnosticar. Pueden provocar cambios de color, despegamientos, dolor, sangrado, etc.
Por lo tanto, nunca hay que subestimar las alteraciones ungueales y hay que consultar el dermatólogo siempre que se note la aparición de manchas en las uñas, así como cambios en su forma, color o textura.