La cirugía de Mohs es un tratamiento que realizamos los cirujanos dermatológicos cuando queremos tratar ciertos tumores específicos. Esta técnica se lleva a cabo en varias etapas.
Se lleva a cabo con anestesia local en la gran mayoría de los casos. El primer paso es quitar el tumor llegando a lo que a simple vista o mediante un curetaje parece ser tejido sano. A continuación, marcamos las zonas del tumor. De esta forma, el patólogo, al congelar la pieza y mirarla al microscopio, puede ver no sólo si quedan células cancerígenas en contacto con el borde de la pieza, sino también en qué zona de la cicatriz hay afectación. Seguimos ampliando la herida, quitando más piel, pero sólo de la zona en la que el dermatopatólogo haya detectado que quedaba tumor. Para terminar, esta pieza a su vez se vuelve a marcar, a congelar y a evaluar nuevamente en el microscopio.
La operación se repite las veces que haga falta y en las direcciones que nos marque el patólogo. Por último, al cerrar la herida nos aseguramos de que lo hemos eliminado al completo.
¿Cuándo realizamos cirugía de Mohs?
Cuando tenemos que realizar el tratamiento de un tumor en el que:
- Cuando tratamos áreas del cuerpo en las que hay muy poca piel sobrante y cerrar el defecto de la cirugía es difícil. Lo que pretendemos es limpiar el tumor, pero sin quitar piel de más.
- Cuando se trata de zonas delicadas con alto índice de complicaciones o recurrencia.
- Cuando queremos asegurarnos de que la zona está totalmente limpia de tumor antes de cerrar la herida. Suele tratarse de un tumor de recurrencia en la zona.
- Cuando el tumor tiene bordes difíciles de distinguir del tejido sano.
- Cuando es un tumor ya tratado previamente y que ha vuelto a aparecer.
¿Qué anestesia se utiliza en la cirugía de Mohs?
En la gran mayoría de estas cirugías, se utiliza anestesia local, aunque en ocasiones en las que el tumor es grande, penetra en profundidad o se encuentra en ciertas áreas concretas se puede realizar una sedación u otro tipo de anestesia como anestesia general.
