Skip to main content

DIARIO DE BITACORA DE LA SALIDA DE LA OSCURIDAD

En Clínica Alova, creemos en la importancia de compartir experiencias personales que puedan ofrecer esperanza y estrategias a quienes viven con enfermedades y dolores crónicos. Hoy, queremos contarles cómo una semana llena de conexiones y pequeños actos de autocuidado transformó el estado de ánimo de nuestra doctora y le hizo sentir mucho mejor.

En el presente artículo, se hace referencia al registro personal de la Doctora en uno de los días de salida de la oscuridad del dolor crónico que padece debido a la enfermedad de la artritis psoriásica.

¿QUÉ PASÓ ESTA SEMANA PARA QUE ME SIENTA TANTO MEJOR?

Siguiendo con el post anterior, cargado de angustia y oscuridad, quizá se pregunten: ¿Cómo acabó ese día?

Mientras patinaba volviendo a casa, sufriendo por tanto dolor y sin poder desconectar de él, me llamó mi amiga Ana. Estuve los últimos 20 minutos hasta quitarme los patines hablando con ella, poniéndonos al día, organizando un viaje juntas. De pronto, durante todo ese tiempo, el dolor había disminuido…

Y me di cuenta, una vez más, de que el mejor analgésico muchas veces eran los amigos, la distracción, el salir de mí misma y proyectarme más allá de mi propio cuerpo.

ACTOS DE AUTOCUIDADO Y CONEXIÓN

Por eso, al volver, hice cosas que no eran lo que más me apetecía (mi ánimo estaba muy bajo y mi dolor muy alto): Me puse a arreglar las plantas, hablé un buen rato con mi padre (¡que nos lo debíamos hace tiempo!), y esa tarde salí con mi marido y mis hijas a dar un paseo, con muchísima dificultad… pero salí. Y, de nuevo, que me cuenten cosas, ver el cielo, pensar en otros, hizo su magia.

RECUPERANDO LA ACTIVIDAD FÍSICA

Hoy pude salir de nuevo a patinar. Sin mucho pulmón, hace varias semanas que estoy en brote y eso me ha impedido hacer deporte, pero con muy poquito dolor, disfrutando del viento, de la música, del sol. Y pensaba: ¿Qué pasó esta semana para que me sienta tanto mejor? Y me hice una lista, que ojalá a mí misma en otro momento oscuro, o a cualquiera que esté en mi situación y esté leyendo esto, nos pueda servir. Ahí va:

  1. Contacté con muchas de mis personas queridas. Cuando estoy mal, cuando más necesito salir de mí misma, es cuando más tendencia tengo a meterme dentro mío. Incluso sabiendo que no debería hacerlo, me cuesta obligarme… pero he de hacerlo.

  2. Incluso con mucho dolor he seguido buscando tiempo de donde parece no haberlo, para hacer deporte. He ido a entrenar fuerza, fui a patinar… Cuidado, que no me refiero a hacer locuras. Hay que conocer nuestro cuerpo y hacer lo que no nos haga daño. Pero es fundamental seguir moviéndose y no dejar que las articulaciones se vayan endureciendo.

  3. Bajé el nivel de estrés. Me permití disfrutar, estuve con la Dra. Gisella Criollo, aprendiendo de su gran sabiduría y luego súper acogida por mis compañeros dando un curso que nunca había dado antes. Podría haberme podido la presión, todo era nuevo para mí, pero lo disfruté. Me reí, me sentí abrazada y acogida. Mantener la relatividad de lo que uno hace es fundamental para que el tsunami del día a día no nos lleve puestos con su estrés y su exigencia.

  4. Estuve haciendo un gran esfuerzo para estar aquí y ahora. No irme al pasado, ni al futuro, salvo para organizar reuniones con familia o amigos, o cosas que me hacen bien. Darme calma mental

  5. Me hice mimos. Aunque me tuviera que poner el despertador una hora antes de ir a trabajar, me puse agua en la bañera, y me permití cuidar de mí misma y volver a sentir que mi cuerpo es parte de mí y logré volver a quererlo, incluso cuando me lo esté haciendo pasar algo mal.

  6. Puse las decisiones que he de tomar, que son muchas, de una en una en una fila. Si uno quiere subir una gran cuesta, no siempre está preparado para mirar hacia arriba desde la base. Me permití ir escalón por escalón, sabiendo que, si necesito aire antes del siguiente paso, me permitiría dármelo.

CONCLUSIÓN

Está claro que todo esto se ha dado en el contexto de una semana en la que pude hacerlo. Hay otras en las que no soy capaz (o no me siento) capaz de hacerlo. Ahora he de seguir guiando mi vida y mis decisiones en este camino de autocuidado y crecimiento, como llevo años haciendo, con sus altibajos pero siempre y poco a poco a mejor.

Desde Clínica Alova te animamos a contarnos tu historia a través de clinicaalova@gmail.com y compartir con qué cambios hemos logrado superar las etapas de nuestra enfermedad.